«En la gestión de la demanda en Atención Primaria debe actuarse igualmente desde la oferta como desde la demanda»

XIV Congreso Confederal celebrado en Murcia

Ana Giménez y Celia Román.
Ana Giménez y Celia Román.

La última ponencia del XIV Congreso Confederal de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) celebrado en Murcia los días 24 y 25 de mayo se centró en la Atención Primaria, la gestión de la demanda y la demanda compartida, y contó con la moderación de Celia Román, vicesecretaria de CESM Murcia y la ponencia de Ana Giménez, secretaria técnica de Atención Primaria de CESM.

En su exposición, Giménez explicaba la situación actual del primer nivel asistencial, con una demanda desbordada y un desajuste entre la oferta y la demanda, con un déficit relativo y varios niveles de responsabilidad entre administraciones, gobiernos, gestores, profesionales y ciudadanos, en los que los intereses de los intervinientes pueden llegar a ser divergentes, y de hecho lo son. Entre las causas de esa demanda desbordada situaba la venta política de la sanidad (se gobierna y legisla con mirada cortoplacista), una oferta sin límites ni de cantidad de servicios, ni de accesibilidad, ni de horario a la población, sin cálculo del impacto de la demanda y sin estimación del tiempo necesario para la realización de todas las actividades encomendadas a la Atención Primaria. También mencionaba el éxito del nivel asistencial, ya que desde su inicio la Atención Primaria ha sido uno de los servicios del SNS mejor valorados por los ciudadanos, lo que llamaba «morir de éxito».

Para el análisis actual se deben tener en cuenta factores como el envejecimiento de la población y de los profesionales y que existen más necesidades asistenciales. La edad media de los facultativos de Primaria es bastante elevada y los nuevos egresados de las facultades no parecen estar suficientemente motivados para ir a trabajar al primer nivel, algo más evidente en Pediatría y cada vez más acuciante en Medicina de Familia.

Para actuar sobre la oferta, Giménez señalaba dos opciones;

  • Solucionar el déficit de médicos; mejora de las condiciones laborales (apoyándose en los pilares de retribuciones, condiciones laborales y atención continuada), reconocimiento de los profesionales y cuidado de los mismos.
  • Reparto de tareas; la implicación de todos los trabajadores de los centros de salud es algo imprescindible. Esto es una realidad que está normalizada en la mayoría de servicios de Urgencias de los hospitales pero que todavía en Atención Primaria no se encuentra implantado de forma universal. Algunas comunidades han empezado a implantar circuitos de gestión de la demanda mediante la denominada ‘consulta de acogida’, realizadas por enfermeras de AP que realizan una primera valoración de las personas que acuden de forma presencial al centro de salud con una demanda clínica no demorable sin que se trate de una urgencia vital o muy grave. Este tipo de consultas tiene como objetivo la resolución y/o reorientación de la demanda de una manera colaborativa con el médico de referencia. Sin embargo, estas iniciativas cuentan con algunos problemas como que no se soluciona el posible intrusismo ni la dispensación farmacológica por Enfermería, que los protocolos en general no cuentan con la aprobación ni de sociedades científicas, ni de sindicatos ni colegios y la falta de cualificación de Enfermería para ciertas funciones al asumir tareas que pueden poner en riesgo tanto al paciente como a la enfermera.
Ana Giménez durante su exposición.
Ana Giménez durante su exposición.

La secretaria técnica de Atención Primaria de CESM también incidía en que merece la pena resaltar que los esfuerzos encaminados a controlar la carga laboral de los médicos «parecen encaminados exclusivamente por el lado de la oferta de servicios y no se está trabajando en absoluto con la población, que en realidad acude al sistema sanitario sin ningún tipo de corresponsabilidad a la hora de conseguir la sostenibilidad de los servicios sanitarios. Además, se ha producido un cambio en la mentalidad de la población en el marco de la cultura de la inmediatez y no se están considerando estos cambios sociales de la población a la hora de planificar los servicios», señalaba.

En este sentido, consideraba imprescindible implicar a la población en la sostenibilidad del sistema sanitario, y para ello, poner en marcha un sistema de incentivación al uso racional de los servicios sanitarios. Esto podría apoyarse en un estudio serio por parte de la Administración que otorgue a cada ciudadano en función de su edad, patología y nivel socioeconómico el número adecuado de consultas para garantizar una adecuada atención.

Encuesta de gestión compartida de la demanda y conclusiones

En su exposición, Giménez también compartía los resultados de una encuesta realizada entre los sindicatos confederados, en la que se explicaba que en el 74% de los mismo existía un protocolo de gestión de las consultas imprevistas, que en el 52% de los casos ese protocolo se aplicaba de forma autónoma en cada centro de salud, que en el 84,6% de los caso no existía ningún incentivo para Administración o Enfermería si se aplicaban esos protocolos, que el grado de satisfacción con la aplicación de ese protocolo tenía el menor nivel de satisfacción en el 36,4% de los casos y que el 29,6% respondió que una aplicación informática quizás pudiera ayudar en ese primer cribado, frente al 22,2% que dijeron que no y el 48,1% que dijeron que tal vez.

En cuanto a las conclusiones, Giménez señalaba que el modelo sanitario no debe centrarse exclusivamente en el paciente, puesto que eso supone que los responsables de la asistencia sanitaria se convierten en meras piezas de la maquinaria asistencial. El centro debe ser la relación médico paciente, que es la única vía de la humanización de la asistencia. Además, en la gestión de la demanda debe actuarse igualmente en los dos factores que intervienen en ella, tanto en la oferta como en la demanda.

Desde el lado de la oferta, retener y atraer a los facultativos, que son el bien más valioso, el que aporta más al proceso asistencial y que es el que más caro es formar. También colaboración con el resto de los profesionales en la atención de los pacientes (enfermería, administrativos, etc), aumentar la eficiencia del trabajo de los facultativos (desburocratización del trabajo de los médicos de Familia) y crear nuevas figuras, como el administrativo asistente de Salud (como en Cataluña o en Holanda). Además, el trabajo de los profesionales debe ser ponderado e incentivado, y cada actividad realizada en Atención Primaria debe ser ponderada en cuando al tiempo que se requiere para su realización.

Desde el lado de la demanda, Giménez apuntaba a que tanto la Administración como los ciudadanos deben ser corresponsables del uso racional de los servicios sanitarios, y que las Administraciones deben dejar de promover la demanda infinita y sin límites dado que la oferta no puede ser ilimitada. «Hay que dejar de vender la sanidad por parte de los políticos», sentenciaba.

Ana Giménez y Celia Román en la mesa sobre Atención Primaria.
Ana Giménez y Celia Román en la mesa sobre Atención Primaria.
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